sábado, 30 de octubre de 2021

Microrrelatos de terror (máximo de 750 caracteres)

Aquí tenéis los microrrelatos recibidos para la categoría de "máximo 750 caracteres. Podéis votar vuestro favorito en los comentarios o en la publicación correspondiente en Instagram (@comunicazahara).



La casa de los gritos, por C. E. Holing

La calle estaba oscura y fría, me daban escalofríos en todo el cuerpo. Pasando por las casas del barrio, pasé por una casa en la cual escuché a alguien gritar y pedir auxilio. No sabia que hacer. Llamé a la puerta: “¿Hay alguien ahí? Necesitan ayuda?” Sentí una sensación de asfixia, mis piernas empezaron a temblar. Era como si me movieran, como si algo o alguien me controlara. De tanto moverme terminé al borde de un barranco muy profundo enfrente del mar que daba directamente a la playa. Antes de caer, veo la silueta detrás de mí de una señora de avanzada edad con un vestido blanco, con ojos llenos de sangre y, después de verla, se hizo todo negro y no paro de escuchar gritos.

 

 

Lucas, por Elene Kobiashvili

Sitting on the couch rests a woman, Fran. Gracefully, she dusts her skirt and walks into her room, grabbing a syringe. Slowly, she heads to her son, Lucas’ - a young boy who’s paralyzed- room. As Fran enters his room, she notices that he's no longer in his wheelchair. Slowly, she hears footsteps from behind. There stood Lucas, knife in hand, sobbing as he's too weak to do anything. Gently, Fran takes the weapon from him, and carefully injects him with the syringe. Lucas is paralyzed once again. She puts him back in his wheelchair and feeds him, before locking the door and going to read the newspaper. She smiles as she sees Lucas' photo on the front page reported missing.

 

 

La casa de los susurros, por La bruja negra

La casa de mis abuelos no ha sido siempre un sitio vacío y silencioso, hubo un tiempo en el que toda la familia se reunía allí y rebosaba la alegría, mas eso terminó. Yo estaba de paso, haciendo noche. Estaba solo, no había luz y hacía frío. Tenía hambre pero no podía cocinar. Me dirigía al baño cuando empecé a escuchar susurros. Parecían provenir de la antigua habitación de mi padre. Me entraron escalofríos, pero me armé de valor y fui a comprobar. No había nada excepto la vieja muñeca de mi tía. Asumí que habrían sido imaginaciones mías, así que me fui a dormir. Cuando iba a cerrar los ojos se apareció la muñeca ante mí y me susurró: No temas, acabará pronto… Esas son las últimas palabras que recuerdo.

 

 

Curro's story, por Francisco Cordón

I am Curro and I come to tell a story that happened to a friend and I don’t know if it is true but it is terrifying. That I can assure you. He lived on a plot on the outskirts of Cordoba and for a whole week he dreamed of a situation in which he was in the empty corridor looking towards the end and he saw a ghost and the story always ended there because he woke up until a day in which he began to hear voices that were not his family around three in the morning so he got up and went to where those voices belonged and saw a shadow behind him as he went down the hall. The totally terrified boy turned and saw a ghost man at the end of the hall. Dark to say the least what my partner experienced.

 

 

La Chimenea, por Helena Jiménez

31 de octubre, luna llena y ahí estaba yo, corriendo, temiendo que otro suceso atroz tuviera lugar en esta temida noche. Lo encontré entrando a la casa del alcalde y yo lo seguí. Alerta, me disponía a subir las escaleras cuando alguien me agarró del cuello y en un intento de defenderme de las agresiones del enmascarado, lo empujé a la chimenea. Cuando le quité la máscara, el alcalde que a su vez era mi padre sonrió maliciosamente. Mientras me recuperaba del shock un cuchillo atravesó mi costado .En un intento de defenderme, logré arrojar a mi hermano a la chimenea acabando así con las noches de terror. Rodeado de sangre, con la traición aún quemando mi corazón me fui de este mundo sabiendo que nadie más volvería a sufrir. 

 

 

La cabeza bien alta, por SDohertyS

Una oscura noche, en un lugar desconocido, donde las noches son largas y los días son fríos; donde llueve y truena y donde los gritos no son oídos, se encontraba un asesino con sangre manchando su camiseta color vino. La víctima apuñalada gritaba y gritaba pero nadie le contestaba y poco después, su sufrimiento y su dolor se acabó tras otra cuchillada del extraño señor. El extraño señor con la camiseta color vino se marchó, pero no antes de acabar con su deber. Cogió la cabeza del cadáver y la retorció y retorció hasta que la sangre empezó a derramarse por su piel. Y con su trabajo ya hecho, y con la cabeza bien alta, se esfumó a cometer algo aún más aterrador, volver al hogar del hombre apuñalado y acabar con la vida de los otros humanos. 

 

 

Los hermanos, por Ana

En otoño del 86 unos amigos decidieron gastarle una broma bastante mala, en una casa abandonada, a unos chicos de su clase, los cuales eran hermanos. Los amigos intentaron asustarlos haciéndose pasar por su padre, quien se había suicidado recientemente. Todo pasó muy rápido pero ocurrió algo totalmente inesperado, y es que ellos no reaccionaron ante el susto, sino que se quedaron callados, y tras una larga pausa, los bromistas empezaron a levitar, estremeciéndose, notando como si se les desgarrara la piel, estaban siendo torturados bajo su propio plan. Finalmente cayeron al suelo muy doloridos y exhaustos. Intentaron escapar pero, siendo perseguidos por dos demonios, les fue imposible y sus almas fueron consumidas por el diablo.

 

 

El pozo, por David Durán

Corría el siglo 20, mitad de la Primera Guerra Mundial. Los alemanes se enfrentaban contra los aliados y en mitad de todo esto se encontraba nuestro protagonista, Paul. Con apenas ocho ya se encontraba contemplando miles de cuerpos yaciendo sin vida a su alrededor, entre todos estos, el de su madre. ¿Y ahora qué hacer? Se preguntaba Paul con el rostro inundado de lágrimas. Poco delante, yacía un pozo. Mil pensamientos surcaron su mente en aquel instante, pero simplemente fue a por agua. Sus decadentes ideas se iban oscureciendo mientras tiraba de aquella vieja cuerda para rescatar el cubo, al fondo del pozo. Finalmente, llegó arriba, y junto a él, su madre le extendía el brazo.

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